Las Smart Cities, mucho hecho, pero más aún por hacer

Las Smart Cities, mucho hecho, pero más aún por hacer

La ciudad inteligente es un modelo al que se ha recurrido de un modo generalizado en la última década a modo de cajón de sastre para meter en él infinidad de soluciones, tecnologías y servicios sin un criterio ni un orden demasiado elaborados.

Las Smart Cities, mucho hecho, pero más aún por hacer

Es normal y hasta deseable que se haya creado una gran expectación alrededor de las smart cities, aunque también se han sufrido efectos colaterales negativos, como la creación de burbujas en diferentes sectores, experimentando un crecimiento rápido, pero sin una base realmente sólida. 

Con todo, el balance tras estos años es positivo, y eventos como el Smart City Expo World Congress son una muestra de cómo el movimiento Smart City ha ido creciendo y madurando, adoptando de un modo muy temprano muchas de las grandes tendencias tecnológicas de nuestro tiempo, como big data, el IoT, la nube o, más recientemente, la conducción autónoma, la movilidad eléctrica o la inteligencia artificial y, ahora, blockchain, perfecta en principio para articular los diferentes servicios urbanos y sus procesos. 

La evolución de la tecnología, desde las infraestructuras a las plataformas, es otra de las metatendencias que están abriendo las puertas a nuevos modelos de negocio capaces de dotar de viabilidad a soluciones que ataquen necesidades urbanas que antes podían afrontarse únicamente desde el despliegue de tecnología. Tecnologías como LPWA para IoT, integradas en las plataformas de gestión de las operadoras de telecomunicaciones, por ejemplo, abren la puerta a servicios de movilidad urbana como los de las bicicletas sin estación. Aunque aquí entra en juego también el impacto social que estos servicios implantados a escala masiva pueden tener en los ciudadanos. Precisamente, la dimensión social es otra de las variables que tienen que contemplarse en las plataformas urbanas de un modo sistemático. 

La estandarización y el salto desde proyectos piloto aislados a despliegues a escala de ciudad son otros de los pasos que se tienen que dar para hacer que las smart cities tengan un impacto real en la economía, el medio ambiente y en lo que más importa: los ciudadanos y su calidad de vida. 

Esperamos ser testigos y cronistas de la evolución de las ciudades en un momento clave para la sociedad y los individuos, en el que disponemos de los medios y las herramientas para transformar de manera determinante nuestro entorno. 

Las Smart Cities, mucho hecho, pero más aún por hacer